Las tres versiones del crimen de Trevías: una caída por las escaleras, una pelea en la puerta del piso y un ajuste de cuentas por droga

Andrés Monge dice que la brutal pelea que llevó a la muerte de Rubén de la Calle, incinerado en Barcia, se produjo porque no quiso darle refugio

El detenido por matar a un hombre en Trevías pasa a disposición judicial

T. C.

T. C. / L. Á. V.

La jueza de Luarca mandó este lunes a prisión a Andrés Monge, el taxista madrileño que causó la muerte del presunto traficante de drogas Rubén de la Calle Moratinos este sábado por la mañana en Trevías. La magistrada considera, con el fiscal, que hay riesgo de fuga, y que habría cometido un delito de homicidio, independientemente de que a lo largo de la instrucción pueda atribuírsele otro tipo de delito. Monge ofreció varias versiones sobre lo ocurrido: primero que empujó por las escaleras de De la Calle, luego que le hizo el mataleón hasta asfixiarlo. En cualquier caso, solo trataba de impedir que entrase en su casa. Sin embargo, la hermana de la víctima sostiene que De la Calle acudió a la casa de Monge a vender cocaína y que se produjo un pelea por un desacuerdo sobre la cantidad. La Guardia Civil cree que se trató de un ajuste de cuentas por drogas.

Monge llegó al juzgado de Luarca pasadas las doce del medio día, con rostro serio y las huellas visibles de la fuerte pelea en la que se vio envuelto. Le escoltaba un fuerte contingente de la Unidad de Seguridad Ciudadana (USECIC) de la Guardia Civil de Oviedo.

El presunto homicida, que vestía una sudadera amarilla, vaqueros y unas deportivas blancas, llevaba su brazo izquierdo escayolado y tenía una venda en la parte izquierda de la cabeza, además de magulladuras en el rostro. Quienes le vieron de cerca dan cuenta de las numerosas lesiones que le dejó la paliza del sábado, en la que Monge llegó a utilizar una llana de albañilería contra De la Calle. Monge tampoco salió muy bien parado. Tras una primera revisión en el Hospital de Jarrio fue derivado al HUCA, ante la gravedad de los golpes en la cabeza. Tras la evaluación médica, Monge ingresó en el calabozo del cuartel del Rubín donde pasó las dos últimas noches.

El detenido, que estuvo asistido por el penalista gijonés José Joaquín García, entró al juzgado a cara descubierta poco después de las doce de la mañana y salió tres horas y media después, a las tres y media de la tarde. En la salida, el hombre salió cabizbajo y ocultando su rostro con la capucha.

A mediodía, casi a la misma hora en que Monge accedía al juzgado luarqués, estaba siendo incinerado Rubén de la Calle a pocos kilómetros de allí. En concreto, en el tanatorio de la localidad valdesana de Barcia, donde estuvo acompañado por amigos y familiares. La Guardia Civil temía que los conocidos del fallecido se personasen después en el juzgado valdesano, lo que explica el amplio dispositivo policial desplegado en el entorno del edificio. Sin embargo, no hubo que reseñar ningún incidente.

Además de los agentes de la USECIC, hasta Luarca se desplazaron miembros del equipo de Policía Judicial de la Guardia Civil de Oviedo, así como diferentes efectivos del equipo de Seguridad Ciudadana de la compañía de Luarca.

Amigos y familiares del fallecido, que residía desde hacía un tiempo en la localidad de Balsera, se desplazaron desde Madrid al concejo valdesano para conocer de primera mano lo sucedido.

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